En las celebraciones de fin de año, el enrollado de pollo o carne se ha consolidado como una alternativa versátil, estética y deliciosa. Su presentación en forma de rollo relleno lo convierte en una pieza central que combina técnica culinaria con creatividad, ideal para quienes buscan sorprender sin renunciar a los sabores tradicionales.
Este plato, que puede prepararse con pechuga de pollo abierta en mariposa o con cortes de carne tierna, se rellena con una mezcla de verduras, frutos secos, tocino y queso, y se baña en salsas frutales como higo, ciruela o maracuyá.
El relleno como expresión de personalidad
Cada familia tiene su versión del enrollado. Algunos optan por rellenos coloridos con zanahoria, espinaca y pimentón; otros prefieren combinaciones más intensas con nueces, almendras, queso crema y tocino crocante.
La clave está en lograr un equilibrio entre textura, sabor y estética. El enrollado se hornea o se cocina al vapor, y luego se corta en medallones que revelan su interior multicolor, convirtiéndose en un espectáculo visual en la mesa.
Salsas frutales: el toque festivo
Lo que eleva este plato a nivel festivo son las salsas que lo acompañan. Las más populares son las de higo, maracuyá, mango o frutos rojos, que aportan acidez, dulzor y brillo. Estas salsas no solo complementan el sabor de la carne, sino que también aportan un contraste cromático que embellece la presentación.
Además, permiten jugar con maridajes y armonías, convirtiendo el enrollado en una experiencia gastronómica completa.
Ideal para compartir y presentar
El enrollado de pollo o carne es perfecto para cenas familiares o reuniones con amigos. Puede prepararse con antelación, cortarse en porciones individuales y servirse tanto caliente como a temperatura ambiente.
Su formato facilita el servicio en buffets o mesas compartidas, y su versatilidad lo hace compatible con guarniciones como arroz con almendras, puré de papas, ensaladas frescas o vegetales glaseados.
Elegancia accesible
A pesar de su apariencia sofisticada, el enrollado es un plato accesible. No requiere ingredientes exóticos ni técnicas complejas, pero sí atención al detalle y cariño en la preparación.
En 2025, este clásico moderno se reafirma como una opción ideal para cerrar el año con sabor, color y elegancia.



