Los picarones, uno de los postres más emblemáticos de la gastronomía peruana, han comenzado a ganar protagonismo en ferias internacionales, cartas de restaurantes gourmet y plataformas digitales que celebran la cocina tradicional latinoamericana. Con su forma de aro dorado, textura crujiente y sabor especiado, este dulce ancestral se posiciona como símbolo de identidad y creatividad culinaria.
Origen virreinal y sabor popular
Los picarones tienen raíces que se remontan al periodo virreinal, cuando fueron creados como una versión criolla de los buñuelos españoles. La receta tradicional combina harina de trigo, zapallo y camote, ingredientes que aportan suavidad, color y dulzor natural. La masa se fríe en aceite caliente hasta lograr una textura crujiente por fuera y esponjosa por dentro, y se sirve bañada en miel de chancaca, una reducción de panela aromatizada con canela, clavo de olor y cáscara de naranja.
Este postre, presente en calles, mercados y festividades, representa la fusión entre lo indígena, lo africano y lo europeo, y ha sido transmitido por generaciones como parte del patrimonio culinario peruano.
Reconocimiento internacional
En los últimos años, los picarones han sido incluidos en rankings de postres latinoamericanos, y chefs peruanos los han presentado en eventos como Mistura, Madrid Fusión y el Latin America’s 50 Best Restaurants. Su versatilidad ha permitido que se adapten a nuevas versiones: picarones veganos, rellenos, con mieles alternativas o acompañados de helados artesanales.
Además, su presencia en redes sociales ha crecido gracias a foodies y creadores de contenido que destacan su estética dorada, su preparación artesanal y su sabor reconfortante.
Turismo gastronómico y emprendimiento
Los picarones son parte esencial de la experiencia culinaria en Perú. En barrios tradicionales como Barranco, Miraflores y el Centro Histórico de Lima, se pueden encontrar carretillas y puestos que ofrecen picarones recién hechos, acompañados de café o emoliente. Esta tradición ha sido incorporada en rutas gastronómicas y tours culturales que promueven el turismo vivencial.
Asimismo, emprendedores peruanos han comenzado a exportar la mezcla para picarones y la miel de chancaca, permitiendo que el postre llegue a comunidades peruanas en el extranjero y a nuevos públicos interesados en la cocina latinoamericana.
Los picarones peruanos son mucho más que un postre: son una expresión de historia, sabor y resistencia cultural. Su creciente reconocimiento internacional demuestra que la dulzura ancestral puede conquistar paladares modernos, y que la cocina tradicional tiene un lugar privilegiado en el futuro gastronómico global.



