Desde antes de ingerir alimentos comienza el proceso de digestión, su inicio se da cuando olemos el aroma de alguna comida y las glándulas salivales de nuestra boca empiezan a producir saliva. El objetivo del proceso de digestión es convertir los alimentos en pequeñas sustancias que sirven al funcionamiento del organismo y aquello que no sirve sacarlo del cuerpo por medio de las heces.
Este proceso se da en los intestinos que albergan al microbioma intestinal (conjunto de bacterias) que se encargan de descomponer los alimentos, realizar la absorción de los nutrientes y finalmente eliminar las toxinas.
Cuando el proceso falla a causa de la mala alimentación, el organismo no logra evacuar las toxinas de manera frecuente y se empieza a sentir problemas en el abdomen como hinchazón o inflamación, en la piel como acné, puede causar obesidad y hasta insomnio.
Existen alimentos que podemos consumir para aliviar estas molestias y recuperar el buen funcionamiento de nuestro organismo como:
Mango: En el intestino, ayuda a que las bacterias de la microbioma se mantengan vivas. Según un estudio de la Universidad Estatal de Oklahoma, además de ayudar a bajar los niveles de grasa corporal y controlar el azúcar, un mango al día puede mejorar notablemente la salud intestinal.
Lentejas, alcachofas, manzanas y frijoles negros: Estos y otros alimentos altos en fibra facilitan la movilización de los alimentos ingeridos en el cuerpo, por ende previenen problemas como el estreñimiento y las hemorroides.
Cebollas: Este vegetal es alto en prebióticos, microorganismos que ayudan al crecimientos de las bacterias buenas.
Ajo: Gran probiótico, mejora la alimentación de la flora intestinal.
Chocolate: Este podría ser el producto más delicioso para consumir en estos casos. Nos ayuda por posee 10.000 millones de células de bacterias activas que promueven la salud del intestino.
Como recomendación adicional el consumo de agua varias veces al día ayuda a llevar a cabo la mezcla de sustancias con mayor facilidad. Adicionalmente, expertos aconsejan ingerir menos bebidas alcohólicas, controlar el estrés y hacer más ejercicio.
Créditos de imagen: Hospital Clínica Biblíca (web)
Diana Ramírez R.